Paseo Jane Jacobs, paseo con Jane, o paseo de Jane, Jane´s Walk, paseo vecinal o ciudadano. Podemos llamarlo de mil y una formas, pero al final lo importante es de donde viene y como está transformando la forma en que los habitantes se vinculan al espacio público de sus ciudades.
Para poder explicar lo que es un Paseo Jane Jacobs es imprescindible contar lo que es y significa la participación ciudadana. Esta pareja de palabras es poderosa y mágica a la vez. Y es así porque, hacer partícipe a la ciudadanía en los procesos de reflexión y de decisión de lo que atañe al espacio público, nos pone en una situación privilegiada de toma de decisiones basada también en datos experienciales y emocionales. Y no solo en datos cuantitativos estadísticos.
Es por ello que los paseos Jane Jacobs son una de las tipologías de herramientas más potentes a la hora de practicar la participación ciudadana. Un paseo con Jane es básicamente una conversación ciudadana a pie de calle y en movimiento. Es decir, caminar conversando mientras observamos el objeto susceptible de cambio a escala real: la Ciudad. Como seudocientíficos exploradores que observan y analizan el medio para así poder cambiarlo. Y esto va principalmente de escuchar, de escuchar mucho. Y también va de enseñar, de enseñar a observar la rica complejidad del espacio público.
Y qué manera más real de hablar de una herramienta de participación que contando cómo lo hacemos cada día, como la aplicamos de forma práctica. La última de numerosas experiencias que hemos tenido con estos paseos, ha sido la realizada en el municipio de Los Alcázares. El pasado 21 de julio realizamos un Paseo con Jane por las inmediaciones del casco histórico del municipio y por un pequeño trozo de su interesante paseo marítimo. Es revelador como los alcazareños expresaron su opinión crítica sobre la movilidad, el lugar que debe ser propio de los peatones y de las bicis, los maravillosos edificios históricos a rehabilitar y sus nuevas posibilidades de uso. E incluso de cómo abordar el complejo problema de sus inundaciones y transformarlo en una oportunidad de transformación para el municipio.
Curiosamente unos días después de dicho paseo, en un taller en una escuela de verano de los Alcázares, una niña de primaria comentó “yo de mayor quiero ser experimentadora”. Y aquí aparece una vez más la magia de lo que el contexto de la participación ciudadana está provocando: unos habitantes del territorio proactivos y comprometidos con cuidar y repensar sus espacios públicos.
Y, en último lugar, solo nos queda decir que esta maravillosa herramienta que son los paseos vecinales se la debemos a la inspiradora Jane Jacobs. Divulgadora científica, teórica del urbanismo y activista. Ella es la culpable de que seamos conscientes de que el urbanismo se hace también desde la calle y no solo desde los despachos de los equipos técnicos.
Gracias intrépida Jane, por abrirnos la puerta a un sinfín de posibilidades, por darnos el superpoder de ser seudo-urbanistas, y por creer que las personas podemos ser parte de los grandes cambios.